viernes, 15 de noviembre de 2013

Diferencias entre la sal refinada que mata y la sal natural que es fuente de salud





  • Sal Marina vs Sal de mesa


    SAL MARINA

    Analizada desde el punto de vista químico, la diferencia entre una sal marina y la moderna sal de mesa de uso corriente, resulta abismal. 

    La simple evaporación del agua de mar, deja como consecuencia un residuo sólido, al cual llamamos sal. 

    Este residuo está compuesto por los 84 elementos estables de la tabla periódica, aquella que estudiábamos en la secundaria. 

    Por supuesto que el cloro y el sodio son los principales elementos cuantitativos, representando casi el 90% de su composición. 

    Pero la importancia cualitativa de ese 10% restante es verdaderamente extraordinaria.

    La sal nos parece un producto barato, claro es, cuando compramos cloruro sódico industrializado (sal común), pero esta sal no es conveniente utilizarla ya que no contiene los oligoelementos a los que nos referiamos lineas arriba como el Calcio, Magnesio y Manganeso que una sal natural, sin refinar, sin aglomerantes, sin nada adicional etc., debe de tener y que son saludables para nuestro cuerpo.

    "La sal refinada prácticamente no tiene ningún beneficio para el cuerpo. 

    Por el contrario, es responsable de causar numerosos problemas de salud, incluyendo los cálculos biliares. 

    La única sal que el cuerpo puede digerir, asimilar y utilizar de manera apropiada es la sal marina sin procesar o refinar y la sal de roca. 

    Para que la sal sea de utilidad para el cuerpo, necesita penetrar la comida, esto es que la humedad de las frutas, verduras, granos y legumbres disuelva la sal. 

    Si la sal se usa en estado seco, entra al cuerpo sin ionizarse y produce sed (una señal de envenenamiento). 

    Causa mayores daños al no ser propiamente asimilada y utilizada.

    La sal marina puede reducir la ingesta global de sodio, pues se necesita menos cantidad para dar sabor.


    Tipos de sal


    Sal marina

    Se extrae por evaporación del agua del mar en salinas y es la más apreciada gastronómicamente.

    En su estado natural presenta formas geométricas anguladas, grandes y limpias a mayor calidad.

    Flor de sal

    La flor de sal, considerada la reina de las sales, tiene un sabor muy sutil, es ligeramente húmeda y crujiente. Se aconseja añadirla en el momento de servir el plato, al final de la cocción. 

    La flor de sal se recoge de manera tradicional: al atardecer de los días de verano se recogen los cristales de la sal de la superficie del agua con un tipo de pala especial. En este momento la sal es de un color rosa pálido que, después de secarse al sol, adquiere una tonalidad más blanca.

    La recogida debe hacerse rápidamente porque una vez rota la capa de sal, ésta empieza el descenso. 

    A continuación, la flor de sal se pone a secar hasta obtener una flor blanca, de textura
    crujiente que se disuelve en boca con facilidad y que está considerada una auténtica exquisitez.


    Sal de Guerande

    Sal marina de la Bretaña francesa. Se distingue por su color grisáceo brillante, característico del fondo marino bajo los saladares.

    Es la sal integral por excelencia. 

    Muy importante es tener encuenta de no cocinarla, por lo que se recomienda añadirla en el momento de presentar el plato a la mesa.

    Ideal para las ensaladas de colores vistosos y los asados de carne, por su potencia gustativa. 

    Un asado de la parte superior del lomo, acompañado de un puré de manzana y acabado con unos cristales de sal de Guerande es una manera de dar importancia a un producto tan humilde pero tan sabroso como es el lomo de cerdo.

    Sal de apio

    Apio desecado y pulverizado mezclado con sal fina. Es una sal que se enrancia con facilidad, por lo que se recomienda prepararla justo antes de su uso, puesto que se puede preparar simplemente mezclando apio triturado, y bien seco, con sal. Para aromatizar sopas, consomés, hortalizas, carnes, etc.

    Sal ahumada de Halen Môn

    Procedente de la Isla de Anglesey, de las salinas del País de Gales, es de olor fuerte y sabor intenso de ahumado, que se obtiene al someterla al humo de madera natural. Se disuelve rápidamente a la temperatura del paladar. Ideal para acompañar pescados blancos.

    Sal Salish

    Sal elaborada en Washington, su sabor ahumado se obtiene dejándola reposar sobre las brasas de madera del Aulne rojo, adquiriendo no sólo aroma sino también un color muy atractivo.

    Sal de Ajonjolí (Gomasio)

    De amplia difusión en Oriente, en Occidente es muy utilizada en la cocina vegetariana, siendo un perfecto condimento para ensaladas o legumbres. 

    No es exactamente un tipo de sal, sino que se trata de la mezcla de sal y ajonjolí tostado. Se puede comprar o se puede elaborar en casa, simplemente, haciendo una pasta de ajonjolí tostado y sal en el molcajete. 

    Ideal para condimentar verduras.

    Sal Maldón

    Tiene una forma plana, muy pura y de alto sabor. Procede de las salinas del condado de Essex (Inglaterra). No se recolecta todos los años, puesto que necesita unas condiciones climáticas apropiadas para ello. 

    Su elaboración es totalmente artesanal y muy laboriosa. La gran particularidad de este producto es su gran pureza natural y su fuerte sabor salado. 

    Al disolverse fácilmente, resulta perfecta para ser espolvoreada justo en el momento de servir el plato que vaya a condimentar. Está cada vez más extendida en los fogones de todos los restaurantes. 

    Mientras otras variedades más exóticas sólo se localizan en las cocinas más experimentales, la sal de Maldón es ya un condimento común en la cocina.

    Es la mejor sal para acabar un plato, cuanto más sencillo, mejor. Un simple bistec a la plancha o a las brasas, si lo acabamos con unas láminas de sal Maldón se transforma en un bistec de lujo, sin necesidad de salsas ni otros aditamentos.

    Sal de Murray River (Australia)

    Sal marina del estanque de Murray, Australia. Da un toque especial a todo tipo de platos tanto por su tono anaranjado como por su curioso sabor.

    Es una sal de lujo, difícil de encontrar y bastante cara, por lo que la reservaremos para un día especial, con un menú especial.

    Un menú a base de pescado fresco, tan fresco que incluso se puede comer crudo: una lubina, o un buen atún o unas gambas importantes. 

    Se corta el pescado bien fino o, en el caso de las gambas, se aplastan entre dos láminas de plástico, se acompaña de un aroma de ensaladas sazonado con una buena vinagreta y se acaba con un poco de sal de Murray.

    Sal Miroir

    Procedente del denominado "Mar de sal" de Bolivia, ubicado a 3.700 metros de altitud. Es
    apreciada por su altísima concentración de minerales. 

    Es una sal difícil de encontrar en el mercado, por lo que le daremos el protagonismo que se merece en el plato. 

    Si espolvoreamos sal Miroir sobre unos ricos tomates, de temporada, cortados a láminas finas, rociados con aceite de oliva extra virgen o incluso aceite de coco, obtendremos unos picos de sabor muy interesantes al paladar.

    Sal de Mina

    Se obtiene por extracción mineral de vetas subterráneas o de pozos de salmorra. Se presenta en pequeños granos y, a mayor calidad, los granos son más blancos, secos y pequeños.

    Sal negra (Sanchal)

    Es una sal de roca muy poco refinada, del norte de la India y del Pakistán, de sabor muy fuerte y olor sulfurosa, que se vuelve gris al molerla

    El contraste de esta sal sobre unos huevos fritos o unos huevos poché generan un efecto visual muy interesante.


    Sal nitro
    De aspecto similar a la sal fina común, aunque de origen distinto, se trata de Nitrato de Potasio. 

    Se emplea en productos cárnicos por su poder de convertir en nitritos al contacto con los
    componentes de la sangre, logrando reforzar el color rojo y contribuyendo a la conservación. 

    Su sabor es fresco, amargo y algo picante. 

    Es tóxica en altas dosis, por lo que debe conservarse bien identificada para no inducir a error.

    Sal gruesa

    Se emplea especialmente en la industria de la salazón, refinada o sin refinar. 

    Cuando la sal gruesa no está refinada tiene un color grisáceo.

    Sal fina o de mesa

    Se presenta refinada y en pequeños cristales. 

    Se le suele añadir carbonato de magnesio, ilicoaluminio de sodio, etc. (en proporción menor del 10%) para hacerla menos higroscópica.

    Diamantes de sal con flores
      
    Son cristales de sal fosilizados, formados hace más de 200 millones de años en el Himalaya, en la región de Cachemira pakistaní, en los tiempos en que los mares y océanos no estaban contaminados. 

    Los cristales de sal de color rosa se comercializan al natural o mezclados con flores
    secas: violeta, pétalos de rosas, camomila…, para ofrecer una fragancia especial y un colorido espectacular. 

    Se puede usar como cualquier otra sal, solo teniendo la precaución de molerla justo
    antes de su uso, puesto que es bastante dura. Destaca un ligero sabor amargo.

    Sal Chardonnay

    Se trata de una sal ahumada que se obtiene dejando reposar los cristales de flor de sal dentro de los mismos toneles que se utilizan para elaborar vino de la variedad Chardonnay. 

    Esta práctica se está realizando en California.

    Sal roja de Alae

    Es una sal que se elabora tradicionalmente en Hawai. Se mezcla la sal con arcilla purificada de Alae, enriqueciendo la sal en minerales y otorgándole un ligero y agradable sabor.

    Fuente Bibliografica :
    Libro Limpieza Hepática y de la Vesícula de Andreas Moritz, Ediciones
    Obelisco, primera edición en español, junio de 2006. Pag. 56 



    Diferencias entre el cloruro de sodio industrial y la sal natural.

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    Hay que hacer un cierto esfuerzo para comprender porqué algo tan saludable como la sal, se ha convertido en nuestro tóxico diario. Como siempre, no hay un motivo único, sino una sumatoria de factores. Por ello conviene analizar el tema desde distintos ángulos: químico, físico, productivo, cultural, etc. 
    Pero veremos que todos confluyen finalmente en el bendito interés económico, que -irónicamente- muestra poco interés por la salud. ¿Será que en la economía de los negocios, una persona sana no es “rentable”?
    Analizaremos el problema de la sal desde dos aspectos complementarios: el plano material y el plano energético. Podemos comenzar advirtiendo que el centro de la cuestión está en la refinación industrial. 

    Analizada desde el punto de vista químico, la diferencia entre una sal marina integral y la moderna sal de mesa de uso corriente, resulta abismal. La simple evaporación del agua de mar, deja como consecuencia un residuo sólido, al cual llamamos sal. 

    Este residuo está compuesto por los 84 elementos estables de la tabla periódica, aquella que estudiábamos en el colegio secundario. Por supuesto que el cloro y el sodio son los principales elementos cuantitativos, representando casi el 90% de su composición. Pero la importancia cualitativa de ese 10% restante es verdaderamente extraordinaria.

    Dado que toda la vida del planeta surgió del lecho marino, es obvio que hay una semejanza intrínseca y funcional con aquella “sopa madre”. Todas las formas de vida (plantas, animales, humanos), llevamos incorporada dicha solución en nuestros fluidos internos (savia, líquidos intracelulares, plasma sanguíneo). 

    De esto eran conscientes nuestros antepasados, gracias a su intuitiva visión holística; pero nuestro reduccionista modernismo industrial se encargó de echar por tierra esta perspectiva. Concretamente en la sal, se comenzó por pensar en términos de “suciedad”: había que lavarla y purificarla para presentarla como un producto “limpio e higiénico”. Este concepto funcionó -y lo más triste es que aún funciona a nivel masivo- también con otros alimentos básicos y sujetos a procesamiento industrial: harina, arroz, azúcar, aceite, etc.

    EL PROBLEMA DE LA REFINACIÓN


    Pero hay otras razones de “peso”, por las cuales la industria ha desarrollado complejos y costosos procedimientos de limpieza y purificación de la sal. 

    Y es precisamente porque se fue descubriendo el gran valor industrial del componente básico de la sal (el cloruro de sodio ó cloruro sódico) en el desarrollo de los productos de síntesis química. 

    Una vez liberado de “impurezas” (y por tanto del equilibrio iónico que le confieren los restantes 82 elementos), el cloruro de sodio es un reactivo perfecto y económico. 

    Por esta razón se perfeccionó la técnica de refinación y limpieza, a fin de conseguir la máxima pureza en la producción de cloruro sódico. 

    Esta sustancia se convirtió en un elemento imprescindible de la industria química, sobre todo para la producción de plásticos, aceites minerales, desmoldantes, etc. 

    También la industria alimentaria la incorporó en su batería de aditivos preservantes, como inhibidor de procesos de descomposición: un ejemplo es el yogurt, que contiene cloruro de sodio, no como saborizante sino como conservante.

    La Dra. Sherry Rogers aporta otra pista sobre el porqué de la refinación de la sal, en su libro “La cura se encuentra en la cocina”: “La sal de mesa común que ha invadido el mercado de Estados Unidos en los últimos 50 años, parece ser un subproducto de la manufactura de armas. 

    Las grandes compañías (como la Morton Thiokol, fabricante de combustibles para cohetes) refinan sal para extraer ciertos minerales que luego utilizan en sus producciones bélicas y espaciales. En el proceso de refinación industrial, la sal de mesa pasa por temperaturas de 670ºC, lo cual altera definitivamente su natural estructura cristalina”.

    Por estas razones se refina exhaustiva y prolijamente la sal en el mundo moderno. Una sola cifra nos permite comprender mejor esta realidad: el 93% de la sal que se refina en el planeta está destinada a fines industriales no alimentarios, un 4% es utilizado por la industria alimentaria como conservante; apenas el minoritario 3% restante se destina al uso como sal de mesa. 

    Traducido en términos más sencillos, “de paso” la mesa “liga” los “beneficios” de la excelente “pureza” de la refinación industrial y nuestras amas de casa se “benefician” al disponer de un producto “inmaculado” y que no se apelmaza.

    También existe otra importante fuente de cloruro de sodio, que si bien no proviene de la refinación, es consecuencia de un desecho industrial y por tanto arrastra la nocividad de la manipulación tecnológica, sobre todo a nivel energético. Nos referimos a las fábricas de pastas para papel o “pasteras”, tan en boga últimamente por la cuestión ambiental. 

    El cloruro de sodio es uno de los desechos emergentes del proceso de producción de la pasta celulósica, base de la industria papelera. Como rezan las advertencias de las películas, “cualquier relación entre esta actividad y marcas de sal, es solo pura coincidencia”.

    Siguiendo con la refinación de la sal, digamos que en 1971 el gobierno japonés decretó que toda la sal para consumo humano se debía elaborar por el dudoso proceso de intercambio de iones, que usa 3.000 voltios y 120 amperes de electricidad para extraer los iones de cloruro de sodio del agua de mar. Un físico atómico, Katsuhiko Tani, contrario a esta decisión oficial, comenzó a realizar estudios al respecto, creando la Asociación de Investigación de la Sal.

    En una de sus primeras experiencias, Tani trabajó con almejas vivas sumergidas en distintas concentraciones de sal naturalmente obtenida por evaporación de agua de mar. Luego imitó estas concentraciones con la sal para consumo humano y con la sal de potasio (cloruro potásico), un sustituto artificial para hipertensos.

    El resultado: las almejas sumergidas en las soluciones con sal natural reaccionaron abriendo sus caparazones, mientras aquellas sumergidas en las soluciones con sal obtenida por intercambio de iones o con sal de potasio, permanecieron cerradas, reaccionando como si estuvieran en un ambiente hostil.

    Los párrafos anteriores tienen que ver con una trágica realidad que a casi nadie preocupa: el cloruro de sodio, como compuesto químicamente puro, no existe en la naturaleza. Algo análogo ocurre con la sacarosa (azúcar blanco). Biológicamente el organismo no reconoce estas sustancias refinadas y de extrema pureza; es más, las considera tóxicas por su reactividad. Irónicamente, por la misma razón que la industria aprecia al cloruro sódico (capacidad reactiva), el organismo lo rechaza.
    Para comprender mejor esta “fobia” corporal hacia los compuestos químicamente puros, podemos usar dos ejemplos burdos pero ilustrativos: la caña de azúcar y la hoja de coca.

    Estudios hechos en Sudáfrica sobre muestras de orina de dos mil trabajadores de plantaciones de caña de azúcar, no hallaron trazas de glucosa, pese a que en promedio mascaban 2 kg diarios de caña, o sea que ingerían unos 350g de azúcar por día. La explicación es sencilla: mientras la caña mascada es un alimento natural, completo y fácilmente metabolizable, el azúcar refinado es un producto extraño y nocivo para el organismo.

    Otras investigaciones realizadas en África e India muestran que la diabetes es desconocida en pueblos que no incluyen carbohidratos refinados en su dieta.

    Respecto a la coca, es simple observar en los pueblos andinos que el cotidiano consumo de la hoja mascada (benéfica para el apunamiento) no genera los efectos devastadores del extracto refinado, conocido como cocaína. Siempre estamos hablando de productos vegetales, pero de por medio está presente el proceso de refinación y purificación.

    EL PROBLEMA DE LA ADITIVACIÓN


    Volviendo a la sal refinada de mesa, no todo termina en el “desguace” de sus restantes 82 elementos constitutivos. Luego “sufre” la aditivación de otros compuestos refinados. El caso del yodo y el fluor, ambos minerales tóxicos y reactivos en las formas antinaturales que se adicionan industrialmente. 

    ¿En que argumentos se basa este procedimiento, obligatorio por ley?: resolver problemas tiroideos (yodo) y proteger la salud dental (fluor).

    Pero nadie toma en cuenta que el cuerpo no puede metabolizar la suplementación artificial de yoduros y fluoruros. Muchos científicos están advirtiendo que estos compuestos son los principales responsables de la formación de nitratos en el estómago; y se sabe que los nitratos son las sustancias cancerígenas más agresivas, y responsables de tumores selectivos en muchos órganos. 

    También son responsables de reacciones alérgicas y otros problemas de salud.Recientes estudios demuestran que la adición de yoduros a la sal de mesa puede causar hipertiroidismo, tiroiditis autoinmune y disminución de fertilidad. Por su parte el fluor, aún en concentraciones bajas, está relacionado con problemas neurológicos y endocrinos, afectando el sistema nervioso y provocando déficit de atención (DDA) en niños y adultos.

    A este trágico panorama, se suma la aditivación de otros preservantes, por supuesto que todos legalmente autorizados e incluso sin obligación de ser declarados en las etiquetas. Además de yoduro de potasio, la industria de la sal adiciona dextrosa, un tipo de azúcar que sirve para evitar la oxidación del yodo (¡¡¡o sea que la sal tiene azúcar!!!). 

    Luego le agregan bicarbonato sódico, para que la sal no tome un tinte púrpura ras la adición del yoduro de potasio y la dextrosa. Para evitar el apelmazamiento se adiciona hidróxido de aluminio. 

    Es bien conocida la relación aluminio-Alzheimer y el papel que juega este metal liviano en las disfunciones neuronales, bloqueando los procesos del pensamiento. ¡¡¡Como si no tuviésemos bastante con el uso de utensilios de aluminio en la cocina, latas de aluminio para las bebidas o papeles de aluminio para envolver alimentos!!!

    Otros aditivos que encontramos en la sal de mesa son: el carbonato cálcico, que no es otra cosa que un pulverizado de huesos animales, el aluminato de silicio sódico, el ferrocianuro de sodio, el citrato verde de amoníaco férrico, el prusiato amarillo sódico y el carbonato de magnesio.

    EL PROBLEMA DEL SODIO


    A través de la sal refinada, ingresa diariamente al organismo gran cantidad de sodio, un mineral que si bien es necesario en la química corporal, hoy en día se ha convertido en un problema a causa de su excesivo consumo, sobre todo en formas inorgánicas. 

    El sodio contribuye al mantenimiento del equilibrio ácido-base y del balance hídrico y electrolítico del organismo, siendo necesario para la correcta transmisión del impulso nervioso y para la excitabilidad normal de los músculos. 

    La forma ideal de su consumo es a través de los alimentos frescos, que lo contienen en modo biológicamente asimilable.

    Pero el enorme consumo de sodio (representa el 40% de la sal común) proviene de productos industriales y a su vez está relacionado con deficiencias del electrolito sinérgico: el potasio. 

    El desorden sodio/potasio se ha convertido en una de las grandes causas de los modernos problemas de salud.

    Normalmente se piensa -y así lo sugieren los especialistas- que con evitar la sal se resuelve el problema del exceso de sodio.

    Sin embargo, el consumidor moderno se ve expuesto a la inadvertida presencia de variadas y a veces nefastas formas de sodio en los alimentos industrializados de uso corriente, la mayoría de las cuales no están indicadas en las etiquetas de los productos que las contienen. 

    Un ejemplo es el pan común, que suele aportar 1,3% de sal, o sea unos 500mg de sodio por cada 100g de un producto que se consume en grandes cantidades. 

    Si tenemos en cuenta que la OMS recomienda que las personas adultas no superen los 6 gramos de sal al día (2,4 gramos de sodio), vemos que solo 500g diarios de pan bastan para superar dicho valor.

    El cloruro de sodio refinado es ampliamente utilizado por la industria alimentaria, que además de la propiedad saborizante, toma en cuenta el aspecto conservante de la sal. En muchos productos se usa en forma abundante para resaltar cualidades gustativas, mientras que en otros cumple una función preservante. 

    Además, el sodio forma parte de gran cantidad de aditivos alimentarios legalmente autorizados: conservantes, estabilizantes, emulgentes, espesantes, gelificantes, potenciadores de sabor o edulcorantes.
    Veamos aquí la nómina de 44 aditivos basados en el sodio, que a veces aparecen en las etiquetas con la simple indicación numérica:

    E-201 sorbato sódico
    E-211 benzoato sódico
    E-215 derivado sódico del 4-hidroxibenzeno
    E-221 sulfito sódico
    E-222 bisulfito sódico
    E-223 metabisulfito sódico
    E-237 formiato de sodio
    E-250 nitrito sódico
    E-251 nitrato sódico
    E-262(i) acetato sódico
    E-262(ii) diacetato sódico
    E-281 propionato sódico
    E-301 ascorbato sódico
    E-325 lactato sódico
    E-331a citrato monosódico
    E-331b citrato disódico
    E-331c citrato trisódico
    E-335a tartrato monosódico
    E-335b tartrato disódico
    E-337 tartrato sódico-potásico
    E-339a fosfato monosódico
    E-339b fosfato disódico
    E-339c fosfato trisódico
    E-350i malato sódico
    E-350ii malato ácido de sodio
    E-401 alginato sódico
    E-450a(i) difosfato disódico, trisódico
    E-450b(i) trifosfato pentasódico
    E-450c(i) polifosfatos de sodio
    E-470 sales sódicas, potásicas y cálcicas
    E-481 estearoil 2-lactil-lactato sódico
    E-500a carbonato sódico
    E-500b bicarbonato sódico
    E-500c sesquicarbonato sódico
    E-514 sulfato sódico
    E-524 hidróxido sódico
    E-535 ferrocianuro sódico
    E-541 fosfato ácido de sodio y aluminio
    E-554 silicato de sodio y aluminio
    E-576 gluconato de sodio
    E-621 glutamato monosódico
    E-627 guanilato sódico
    E-631 inosinato disódico
    E-635 5´-ribonucleótido sódico

    Párrafo aparte para el glutamato monosódico, considerado como un aditivo peligroso. 

    Su empleo en la industria alimentaria y en la restauración se remonta a casi medio siglo de historia, como potenciador de sabor.

    El E-621 (tal su identificación en las etiquetas) actúa como neurotransmisor, implicado en la respuesta sensorial característica del sentido del gusto, al intervenir en la transmisión de señales eléctricas a lo largo de las neuronas.

    Normalmente se usa en comidas precocidas, sopas, aperitivos, salsas, embutidos, cereales, carnes, mezclas de especias, conservas, alimentos procesados, sopas de sobre, cubitos de caldo, aderezos, etc.

    Pese a estar autorizado su uso, numerosos estudios han cuestionado seriamente la inocuidad del glutamato monosódico. Investigadores japoneses lo relacionan con la pérdida de visión a largo plazo y la ceguera.

    En diversos experimentos se demostró que su inyección directa en el ojo, en concentraciones entre bajas y moderadas, causa daño nervioso. 

    Una investigación clínica de la Universidad Complutense de Madrid, ha revelado que la ingesta de glutamato monosódico aumenta considerablemente el apetito, con el consiguiente riesgo de obesidad. 

    Consumido en exceso y/o desde la infancia, puede modificar el funcionamiento de una zona del cerebro que regula el apetito, aumentando el deseo de comer hasta en un 40%.

    En síntesis, el glutamato monosódico puede producir:

    contracciones musculares en la cara y el pecho, palpitaciones, ataques de asma y jaquecas, esterilidad, obesidad y el famoso “síndrome del restaurante chino” (rigidez muscular en cuello y mandíbula, degeneración de las células del cerebro, problemas gástricos, rigidez y/o debilidad en las extremidades, visión borrosa, mareos, cefaleas, opresión torácica, sensación de calor y hormigueo, aturdimiento y enrojecimiento facial).

    Puede ser suficiente la ingesta de 3 gramos de esta sustancia para generar dicho síndrome.

    PERJUICIOS DE LA SAL REFINADA


    Creímos conveniente abordar los daños que produce el consumo de sal refinada, recién después de haber pasado revista a la problemática industrial. 

    Esto nos permite comprender mejor los mecanismos defensivos que debe desarrollar el organismo para intentar neutralizar esta agresión cotidiana. 

    Como hemos visto, el problema tiene dos facetas principales e igualmente graves: la pésima calidad (física, química y energética) y la elevada cantidad que se ingiere.

    El consumo principal de sal refinada proviene de los alimentos industrializados, que, como vimos, la utilizan por sus efectos gustativo y conservante.

    En este aspecto no hay que pensar solo en conservas o típicos productos salados (aceitunas, jamones, quesos, embutidos, fiambres, papas fritas, caldos en cubos o polvos, etc), sino en alimentos aparentemente inofensivos (panificados, o el “saludable” yogurt diario que tiene cloruro sódico como conservante).

    Más allá del desguace provocado por la refinación, el principal problema de la moderna sal de mesa para la salud humana, es justamente aquello que la hace un inapreciable ingrediente de la química industrial: su reactividad. 

    Frente a la amenaza que representa este compuesto reactivo (cloruro sódico), el organismo se ve obligado a poner en marcha varios mecanismos de defensa que, además de generar un importante gasto de energía y recursos, no bastan para resolver totalmente la magnitud del problema.

    RETENCIÓN DE LÍQUIDOS


    Un primer mecanismo de neutralización es la hidratación y se basa en el empleo de agua intracelular o plasma. Este precioso elemento -un recurso limitado en el organismo y originalmente destinado a otros fines fisiológicos- se usa para compensar iónicamente la reactividad de las moléculas de cloruro sódico. 

    Cada gramo de cloruro de sodio que debe ser contrarrestado, exige el consumo de 23 veces su peso en agua intracelular

    El producto resultante, aunque haya sido balanceado eléctricamente, igualmente debe ser eliminado como sustancia tóxica. Los riñones pueden excretar sólo una parte: se calculan unos 5/7 gramos diarios, frente a un consumo promedio de 12/20 gramos. 

    Este déficit cotidiano entre lo que ingresa por boca y lo que puede salir por vía renal, es uno de los grandes problemas que nuestro estilo de vida le crea al organismo. Para tomar conciencia de la magnitud del problema, basta multiplicar estos valores por los 30 días de un mes o los 365 días del año!!! 

    Aquí también podemos encontrar el verdadero origen de otra difundida problemática moderna: la retención de líquidos. 

    Esto deriva en aumento de peso y mayor exigencia para órganos (corazón, hígado, riñones), que deben trabajar en exceso.

    Otra consecuencia negativa de este mecanismo cotidiano de neutralización, es la merma del volumen de líquido intracelular.

    Frente al gran caudal que demanda el cuantioso ingreso de moléculas reactivas, el organismo se ve obligado a optar entre atender las naturales necesidades de plasma para la renovación celular (los millones de células que se fabrican diariamente, requieren este fluido corporal como principal material constitutivo) y la exigencia de neutralizar la peligrosa reactividad, usando este vital elemento. 

    La consecuencia a mediano plazo es la paulatina deshidratación celular y corporal, también conocida como senilidad latente. Beber agua no basta para reponer dicha carencia, pues el agua intracelular no es únicamente H2O, sino también los restantes 82 elementos que forman el plasma marino.

    En síntesis, por un lado el organismo tiene un nefasto exceso de cloruro sódico y por otro, una grave carencia de sal completa y correctamente estructurada.

    OBESIDAD Y CELULITIS


    El cloruro sódico que no logra eliminarse por vía renal, al permanecer en el cuerpo, genera un segundo mecanismo de neutralización: la captura lipógena. El organismo “reclama” células grasas para “encapsular” al cloruro de sodio “vagante”. 

    Por este medio, el cuerpo busca aislar material toxico que no puede evacuar en el momento, a la espera de algún momento de pausa, en el cual eliminarlo definitivamente del medio. Ese momento sería, por ejemplo, un ayuno, que demás está decir, jamás tiene lugar en nuestro vertiginoso ritmo de vida.

    Como consecuencia de este segundo mecanismo de neutralización, el organismo va formando un tejido esponjoso que deposita en la hipodermis, el estrato más profundo de la piel. Este edema acidulado genera dos consecuencias por demás conocidas y temidas: sobrepeso y celulitis. 

    Puede afirmarse que este proceso de neutralizar sustancias tóxicas (no solo el cloruro de sodio) en el tejido graso, es una de las causas profundas de la obesidad, aunque sea algo difícil de aceptar a causa de nuestro condicionamiento cultural.

    Concretamente: más toxinas quedan en el organismo por colapso de los emuntorios, más incremento de grasa corporal. O dicho de otro modo: la toxemia corporal genera obesidad.

    CRISTALIZACIÓN Y ESCLEROSIS


    Las moléculas de cloruro de sodio que no consiguen ser eliminadas por los riñones o aisladas en el tejido graso, obligan a desarrollar un tercer mecanismo de supervivencia: la cristalización. Y bien decimos supervivencia, porque la acumulación de más de 35g de estos cristales puede resultar letal para el cuerpo. 

    El cloruro sódico se une con aminoácidos de origen animal (presentes en los productos lácteos y cárnicos) y da lugar a la formación de cristales de ácido úrico.

    Los cristales que no consiguen ser evacuados del organismo, se depositan en huesos y articulaciones a la espera de una oportunidad futura de excreción (tal como sucede con el tejido graso), provocando dolores osteoarticulares (artritis, gota, reuma) por sus características punzantes. 

    Otros cristales de ácido úrico se recombinan con más cloruro de sodio y oxalatos de calcio, dando lugar a la formación de arenillas y cálculos (vejiga, riñón, vesícula).

    Otra variante de esta cristalización la encontramos en las paredes de venas y arterias, causando fragilidad capilar y esclerosis. 

    La cristalización es, originalmente, un mecanismo protectivo y de emergencia que el organismo desarrolla para defender la calidad del medio celular y el correcto funcionamiento de las células.

    Pero la cronicidad de la intoxicación termina por envenenar al sistema, ya que el exceso de cristales no consigue ser evacuado del organismo y ello provoca graves dolencias, también crónicas.

    Otros perjuicios del consumo de sal refinada han sido evaluados por distintos investigadores: problemas emocionales, excitación, insomnio, fatiga, úlceras, dependencia adictiva, hipertrofia de las glándulas suprarrenales, pérdida del cabello, estreñimiento, cáncer de estómago y osteoporosis (el exceso de sal incrementa la excreción de calcio a través de la orina, favoreciendo la desmineralización del hueso). 

    La diagnosis oriental brinda indicadores físicos para detectar la excesiva presencia de sal en el organismo: piel oscura, rigidez muscular, mandíbulas apretadas, dientes inferiores sobresalientes, derrames en el blanco del ojo, orina fuerte y heces oscuras y confitadas.

    ALTERNATIVAS A LA SAL REFINADA


    Tras haber abordado la cuestión energética y las disparidades entre cristales naturales y refinados, conviene detenernos en las diferencias que existen entre las distintas opciones naturales de sal.

    Vimos que en la antigüedad, una de ellas estaba reservada a la nobleza (sal de roca) y otra a la plebe (sal de mar). Ahora veremos los motivos de esta discriminación, quedando la duda si ello se hacía por cuestiones esotéricas o intuitivas.

    Ambos tipos de sal provienen del plasma marino, y se originan como consecuencia de la evaporación del agua.

    La sal marina natural se produce generalmente en zonas costeras, a través de una antigua técnica de evaporación en cuencas comunicadas por canales. 

    En este caso, es evidente que el estado de contaminación del mar repercutirá en la contaminación de la sal así obtenida. Antiguamente esto no era un problema. 

    En cambio, hoy día todos los mares y sobre todos aquellos de los litorales habitados, están recibiendo la descarga de desechos cloacales e industriales. A esto se agrega el efecto provocado por la navegación y sus continuos e inevitables accidentes. 

    La contaminación no solo se visualiza en términos de metales pesados e hidrocarburos, sino en la consiguiente incorporación de los patrones vibratorios disonantes, propios de estos desechos.

    Otra fuente de sal marina son las minas a cielo abierto, donde simplemente se recogen antiguas evaporaciones que han quedado ahora circunscriptas a territorios mediterráneos.

    En el caso de nuestro país, podemos citar los salares de La Pampa, San Luis o Córdoba.

    En estos casos es habitual el procedimiento de “limpieza” o “lavado”, consistente en extraer “impurezas”, que no son otra cosa que preciosos oligoelementos (minerales traza) claves para nuestra salud. 

    El mayor o menor grado de esta inútil intervención humana, que quita microminerales claves para la salud, determina la mayor o menor calidad del producto final.

    Obviamente, cuanto más blanco y corredizo, más refinado y empobrecido. 

    Aquí no nos referimos a la refinación industrial para obtener cloruro de sodio puro, sino simplemente al lavado que se realiza para “mejorar” la presentación del producto, o bien para cumplir con los grados de pureza que exige la ley a través del Código Alimentario (ver apéndice al final de libro).

    En el caso de la sal andina, estamos hablando de residuos de evaporaciones ocurridas hace 250 millones de años, que luego de capturar la energía fotónica del sol, han sido sometidos a inmensas presiones de antiquísimos plegamientos. 

    Estas transformaciones biotectónicas, han impreso un particular patrón energético en su estructura cristalina y la han preservado de contaminaciones. La sal de cristal de roca o sal gema se encuentra en brillantes venas blanquecinas o rosáceas, lo cual obliga a un proceso extractivo artesanal.

    Técnicamente, el cristal de sal de roca (o gema, según la legislación nacional) recibe el nombre de halita y su disponibilidad está limitada a ciertas regiones del planeta.

    Por ejemplo, existen vetas en el Himalaya, sobre las cuales recientemente se han realizado importantes estudios y análisis que revalorizaron su potencial y generaron la reactivación de su explotación manual.

    En nuestro continente tenemos depósitos de estos preciados cristales a lo largo de los plegamientos andinos. 

    Sin embargo, el desconocimiento y la prohibición para consumo humano, hacen que sólo las poblaciones locales hagan uso de este recurso y, más que para el uso humano, ¡¡¡para complementar la dieta de sus animales de pastoreo!!! Pero estas cosas no suceden solo por presunta “ignorancia campesina”. 

    Es interesante notar que el Código Alimentario Argentino permite para consumo humano solamente aquellos cristales transparentes y de gran pureza (99,5 % de cloruro de sodio).

    En cambio “la sal gema impura, blancuzca o grisácea… podrá expenderse para la alimentación de animales únicamente” (ver artículo 1271 del apéndice, al final del libro).

    Con el devenir de la revolución industrial, las minas de cristal de roca fueron cayendo en el abandono, no pudiendo competir a nivel de volúmenes y costos de extracción y transporte, con el sencillo sistema de los salares a cielo abierto. 

    También por esta causa fue perdiendo importancia económica la producción de sal por evaporación, en los litorales marinos. Finalmente la abundante y económica oferta de sal industrial refinada, terminó por generar un cono de sombra sobre ambas fuentes de sal natural.

    El empleo de microscopios electrónicos de alta potencia, permite visualizar en imágenes todo lo que expresamos en palabras sobre las diferentes sales. 

    A continuación reproducimos fotografías de distintos cristales de sal, publicadas en el libro “Agua & Sal” de lo doctores alemanes Barbara Hendel (médica) y Peter Ferreira (biofísico).

    Para dar una idea de lo reciente de estos conocimientos, digamos que dicho volumen fue editado en Alemania en 2001 y traducido al inglés recién en 2003.
    Más allá de la pureza, garantizada por la presencia de los cristales enteros, la diferencia fundamental entre la sal marina y la sal andina tiene que ver con el aspecto energético. Sería como comparar un guijarro de arroyo y un diamante.

    Los elementos del guijarro son de composición grosera, pues no han estado sometidos a grandes presiones durante millones de años. 

    En cambio los cristales de roca muestran una composición más refinada, por efecto de estas antiquísimas compresiones tectónicas. Y es esta sutil energía, también llamada por los biofísicos “patrón energético altamente ordenado”, la que se libera al disolver los cristales en agua. 

    Por este sencillo proceso, más conocido como hacer salmuera y que veremos luego en detalle, también estamos disolviendo los quantos de luz (los biofotones más puros) fijados en la red cristalina.

    De ese modo obtenemos una sopa primaria, similar a la que originó la vida en la tierra, similar al líquido amniótico del vientre materno y similar también a nuestro plasma sanguíneo.

    La forma más práctica y eficiente de consumir sal andina, es a través de su disolución en agua, con lo cual se logra lo que técnicamente se llama solución salina y que vulgarmente se conoce como salmuera. 

    De ese modo, los componentes minerales y energéticos contenidos intactos en los cristales, se difunden en el medio acuoso, que hace las veces de eficiente vehículo.

    Normalmente se consiguen los cristales de sal ó la salmuera preparada. Para preparar salmuera en casa, basta colocar los cristales de sal andina en un frasco de vidrio con agua limpia, removiendo luego. Al cabo de 24 horas estaremos en presencia de una solución saturada. 

    Este límite es infranqueable y representa una garantía de concentración, sin necesidad de controlar pesos y medidas. De todos modos, para ayudar a dimensionar el recipiente a utilizar, digamos que 500 gramos de cristales de sal generan aproximadamente dos litros de salmuera o solución saturada.

    Por último, existen alternativas desarrolladas con el fin de ennoblecer el tenor mineral de este condimento básico; nos referimos a la sal andina enriquecida. Como hemos visto, la aditivación mineral se convierte en un factor tóxico cuando se realiza a partir de compuestos refinados o de síntesis química. 

    Esto lo sabían los orientales, que desarrollaron un excelente suplemento mineralizante:el furikake. Se trata de un artesanal preparado japonés, resultado de combinar hojas escaldadas y pulverizadas (mora, escarola, zanahoria, nabo, etc). Dichas hojas poseen una característica en común: la alta cantidad y calidad de los minerales orgánicos contenidos, fácilmente asimilables por el organismo. 

    En el caso de la sal andina enriquecida, se agregan también pulverizados de hojas condimentarias (salvia, orégano, apio, perejil, espinaca y romero) y algas(kelp y espirulina), lo cual aporta gran dosis de sabores y principios activos, nutricionales y terapéuticos. 

    Al combinar la sal andina con este pulverizado de hojas y algas, el resultado es un exquisito aderezo saborizante y mineralizante, ideal para usar en la preparación de rehogados, nitukes, estofados, guisos, caldos, ensaladas, etc.
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    Extractos deLa Sal Saludable,de Néstor Palmetti.
    Tomado en parte de estonoescomida.com
    Imagen de cabecera tomada de spanish.alibaba.com

    La sal marina y el bicarbonato de sodio como agentes alcalinos (y por tanto fuentes de salud)













    Como alternativa a beber agua de mar puede utilizarse sal marina sin refinar en nuestra cocina, y de vez en cuando bicarbonato sódico.
    El uso de Sal, así como el uso y beneficios del Bicarbonato de Sodio en relación a la salud son temas de controversia. 

    La mayoría de licenciados en medicina alopática los consideran una fuente de alta tensión arterial. 

    Pero los investigadores de los círculos de salud holísticos, incluyendo algunos doctores en medicina independientes, han adoptado la sal marina pura como algo vital para la buena salud. El tabú de la sal ha sido muy cuestionado.
    Tabúes similares dentro de los mismos círculos médicos establecidos han existido por ejemplo sobre las grasas saturadas y el colesterol para evitar la obstrucción de las arterias. 

    Como resultado de un “no probado” dogma médico, la tóxica margarina(sobre la que, uno de los mayores expertos en el mundo sobre las grasas dijo: “una hidrogenación más y la margarina sería un plástico”) sustituye la mantequilla orgánica saludable

    Y tóxicos aceites con grasas transprocesados sustituyen el aceite de coco y aceite de palma ricos en ácidos grasos.
    Muchos expertos en salud han sido desengañados por la prensa negativa sobre las grasas saturadas y se sabe que hay un gran negocio detrás, que es sobre todo un tema de bajar costes y aumentar “beneficios”.
    El tema de la sal es muy similar. Lo que pregona la medicina alopática es: “La ingesta elevada de sal conduce a la hipertensión arterial resultando en ataques cardíacos o derrames cerebrales”.
    Se han realizado estudios epidemiológicos que indican que las personas con dietas bajas en sodio, las dietas restrictivas en sal, son aún más susceptibles a los problemas cardiovasculares que los usuarios habituales de sal gruesa sin refinar.
    La sal normal comercial refinada de mesa es bastante tóxica (se ha encontrado hasta metales pesados como el aluminio) y carece de los nutrientes contenidos en sal sin refinar, cruda, marina, del Himalaya etc. Todas al fin y al cabo provienen del mar en su origen. 

    La toxicidad proviene del proceso de refinación y blanqueo, lo que también elimina sin dejar rastro de las trazas minerales contenidas naturalmente en la sal cruda.
    A pesar de que todos necesitamos de sodio para vivir y funcionar de manera eficiente, al parecer nuestros cuerpos tienen dificultad para reconocer y utilizar la sal refinada, lo mismo que pasa con los otros alimentos refinados.
    Las proporciones de las sales en nuestra sangre y líquidos se parecen mucho al contenido que hay en el agua de mar. La Sal pura no adulterada ha sido consumida por los seres humanos durante siglos. Durante las últimas décadas, la transformación industrial de la sal ha invadido nuestra cocina y ha sido sobre-utilizada en los alimentos envasados y procesados.
    Y es este el tipo de alimento que las personas con problemas de tensión arterial deben limitar o evitar, sobre todo porque los alimentos nutricionalmente vacíos también están llenos de ingredientes tóxicos.
    Entonces, en mi opinión, la relación causal inequívoca absoluta del consumo de sal para la hipertensión a ataques al corazón es falsa. Sin embargo, el tipo de sal que debe ser utilizada para una salud óptima es de extrema importancia, debe ser sal marina.
    Beneficios del Bicarbonato de Sodio
    En cuanto al Bicarbonato de Sodio, también es una sal sin refinar y que se encuentra en la naturaleza. 

    He leído recientemente un estudio (publicado en Journal of the American Society of Nephrology) sobre 134 casos de Insuficiencia Renal grave  el cual resume bien las palabras del Dr. Yaqoob: 

    “Los pacientes que tomaron bicarbonato de sodio fueron menos propensos a desarrollar una Insuficiencia Renal Terminal (ESRD), que hace que las personas necesiten someterse a diálisis para sobrevivir.  

    Además, los que tomaban el bicarbonato de sodio también tuvieron mejoría en varios parámetros de nutrición. Y, a pesar de que sus niveles de sodio subieron, ellos no experimentaron aumento de la presión arterial”.  

    Debe saber que incluso una pequeña disminución de la función renal puede duplicar el riesgo de una persona de desarrollar una enfermedad cardiovascular.

    Los beneficios del bicarbonato de sodio fueron evidentes y probados para el equipo del Dr. Yaqoob.
    Dicho esto, y quedando clara mi postura en cuanto a la inocuidad del bicarbonato de sodio en bajas dosis y cortos períodos, no recomiendo tomar por largos períodos y altas dosis porque sigue siendo una sola sal, y sabemos que es primordial que exista un equilibrio entre éstas.
    Por supuesto el primer paso debe ser valorar la necesidad y urgencia de alcalinización que se requiere en cada caso en particular. 

    Debe valorar sus mediciones de pH de orina y saliva en conjunto con sus síntomas, signos y salud digestiva para decidir la estrategia a seguir.



    Una forma de envenenarnos es a través de la sal corriente, la que utilizamos para la cocina o para salar los platos. 
    Ser consciente de que no cualquier sal es buena para el cuerpo y que existen diversos tipos de sal, es fundamental en nuestra dieta. 
    Cambiar el tipo de sal que comemos es algo importante por múltiples razones que expondré más abajo. 
    Es algo que podemos hacer con nosotros mismos que es sencillo, fácil y hasta cierto punto barato para preservar nuestra salud y mejorar nuetro potencial.
    Este escrito es un extracto del libro de Andreas Moritz, “La limpieza hepática y de la vesícula”, pág. 156.
    La sal refinada prácticamente no tiene ningún beneficio para el cuerpo. Por el contrario, es responsable de causar numerosos problemas de salud,incluyendo los cálculos biliares. La única sal que el cuerpo puede digerir, asimilar y utilizar de manera apropiada es la sal marina sin procesar o refinar y la sal de roca
    Para que la sal sea de utilidad para el cuerpo, necesita penetrar la comida, esto es que la humedad de las frutas, verduras, grano y legumbres disuelva la sal. 
    Si la sal se usa en estado seco, entra al cuerpo sin ionizarse y produce sed (una señal de envenenamiento). Causa mayores daños al no ser propiamente asimilada y utilizada.
    Puede disolver una pizca de sal en una pequeña cantidad de agua y agregarla a frutas y otras comidas que por lo general no se cocinan. 
    Esto ayudará en la digestión de esos alimentos, en tanto que contribuye a disminuir la acidez del cuerpoAñadir una pizca de sal al agua para beber genera propiedades alcalinas y la aporta importantes minerales y otros elementos. Es justo mencionar en este punto que la comida debiera tener un sabor delicioso, sin llegar a lo salado.
    Principales funciones de la sal marina en el cuerpo:
    • 1. Estabiliza los latidos irregulares y regula la presión arterial(juntamente con el agua). Naturalmente, las proporciones son significativas.
    • 2. Extrae el exceso de acidez de las células del cuerpo, especialmente las células del cerebro.
    • 3. Nivela los niveles de azúcar en la sangre, lo que es particularmente importante para los diabéticos.
    • 4. Es esencial para la generación de energía hidroeléctrica en las células del cuerpo.
    • 5. Es vital en la absorción de nutrientes a través del tracto intestinal.
    • 6. Es necesaria para limpiar los pulmones de mucosidad y flemas pegajosas, especialmente en casos de asma y fibrosis quística.
    • 7. Limpia el catarro y la congestión de los senos paranasales.
    • 8. Es un potente antihistamínico natural.
    • 9. Puede prevenir los calambres musculares.
    • 10. Previene la excesiva producción de saliva. La saliva que fluye de la boca mientras se duerme puede ser indicativa de deficiencia de sal.
    • 11. Aporta dureza a los huesos. El 27% de la sal del cuerpo se encuentra en los huesos. Las deficiencias de sal o bien comer sal refinada en vez de sal sin refinar son las principales causas de la osteoporosis.
    • 12. Regula el sueño, actuando como un hipnótico natural.
    • 13. Previene la gota y la artritis gotosa.
    • 14. Es vital para mantener la libido y la sexualidad.
    • 15. Previene las varices y venas de araña en las piernas y muslos.
    • 16. Provee al cuerpo de 80 minerales esenciales. La sal refinada, como la sal de mesa común, ha sido despojada de todos estos elementos, salvo dos. Además, contiene aditivos dañinos, incluyendo silicato de aluminio, uno de los principales causantes de la enfermedad de Alzheimer.
    Cuando se compra la sal del Himalaya, suele venir acompañado de una cuartilla con un texto explicativo; aquí lo copio. La Sal Cristalina del Himalaya. Un Elixir Vital:
    Sin sal no podría haber vida, sin embargo, el consumo elevado actual de sal es perjudicial para nuestra salud. Esta circunstancia es debida a que la llamada “sal de mesa” tiene muy poco que ver con la sal natural tal como se presenta en la naturaleza. 
    La “sal de mesa” es básicamente cloruro sódico y no es el tipo de sal que necesitamos para vivir. Muy al contrario, se trata de una sustancia agresiva hasta tóxica que sobrecarga el organismo.
    La sal cristalina natural es sin embargo mucho más que cloruro sódico, dado que está compuesta por exactamente los mismos 84 elementos que componen el cuerpo humano y en la proporción exacta que el organismo necesita.
    Es interesante constatar que nuestra sangre es idéntica al agua salina del “mar primario”, o sea, una solución de agua y sal que todavía contiene la misma concentración relativa que tenía en la etapa de la evolución, en la cual la vida abandonó el mar.
    sal del himalaya
    Sal del Himalaya
    En la antigüedad quien tenía acceso a la sal tenía el poder. 
    Su importancia era tal que se usaba para pagar a los soldados – de ello se deriva la palabra “salario”. 
    Sin embargo, los métodos de explotación modernos y los avances químicos han convertido el “oro blanco” de antaño en “veneno blanco”, y que la sal refinada de hoy en día es la causa de diversas patologías como por ejemplo la gota, la hipertensión, el ácido úrico, la esclerosis, la celulitis, etc.
    En la tierra, la sal existe con abundancia, sobre todo en los mares y océanos que cubren aproximadamente el 70% de la superficie terrestre. 
    Sin embargo, tanto los mares como los océanos, en la actualidad, se hallan degradados y tienen un alto nivel de contaminación. También es preciso constatar que el 89% de los productores de sal marina de todo el mundo la refinan. 
    Sin embargo, en la tierra todavía existe sal pura y completa en aquellos lugares remotos del Himalaya, donde hace millones de años se secaron los mares primarios por la energía solar, todavía hoy puede encontrarse en minas de sal en estado puro y natural.
    Además, debido a la enorme presión de las montañas sobre la sal, ésta se ha convertido en una sal de cristal, con una composición orgánica y una biodisponibilidad muy superior a la de la sal natural gema, como la encontramos en las salinas de nuestras latitudes y cuyos elementos son de composición mucho más grosera, porque no han sido sometidos durante millones de años a presión, a diferencia de la sal cristalina del Himalaya. 
    Es exactamente esta composición orgánica de la sal cristalina la que garantiza la disponibilidad bioquímica de los elementos que se encuentran en nuestro cuerpo y debidamente mezclada con agua nos puede ofrecer toda su energía acumulada. 
    La solución salina a base de sal cristalina del Himalaya representa un auténtico mar de energía.
    La solución salina es una simbiosis de la vitalidad. Esta mezcla de agua y sal es la “sopa primaria” de la vida y el representante físico y flexible de la energía solar más pura. 
    No es otra cosa que la materialización líquida de la luz solar, energía solar en forma de líquido.

    Cuando el agua se combina químicamente con la sal cristalina, cambia la estructura geométrica del agua y la sal, creando algo completamente nuevo: la solución salina.

    Con la solución salina a base de sal cristalina del Himalaya podemos conseguir justamente “las frecuencias” que nuestro cuerpo necesita cuando está enfermo.
    Preparación de la solución salina:
    Colocar uno o más fragmentos de sal cristalina en un recipiente con tapa. Añada agua mineral baja en minerales hasta que estén cubiertos los trozos de sal. 
    Después de aproximadamente 24 horas estos se habrán disuelto en agua de manera que habrán producido una solución de agua salina con una concentración de un 26%, lista para ser utilizada. 
    Una vez el agua esté saturada de sal, con la consiguiente concentración del 26% los cristales de sal no se disolverán más; de esta solución puede sacar cada día las cantidades de solución salina que necesite.
    Preparación para una cura bebiendo solución salina:
    Disuelva una cucharadita de café de solución salina de 26% en un vaso con agua mineral baja en minerales. Esta solución diluida se toma cada mañana después de levantarse en ayunas. 
    El tratamiento puede prolongarse, añadiendo una cucharadita de la solución salina en un litro de agua y bebiendo de esa mezcla durante todo el día.
    Tenga en cuenta que lo importante no es tanto la cantidad sino la regularidad de la ingestión. Desde el punto de vista bioquímico esta ingestión estimula en pocos minutos la actividad gastrointestinal y esta activación a su vez estimula el metabolismo y la digestión.
    La solución salina para nuestro equilibrio electrolítico:
    Tomando la solución salina se establece el equilibrio electrolítico mejorando así la conductividad en nuestro cuerpo. Esta mejora de la conductividad tiene a su vez un efecto positivo sobre nuestra circulación, es decir “con la sal cristalina la corriente se activa de nuevo”.
    La solución salina para un equilibrio alcalino en el cuerpo.
    La solución salina es un medio excelente para conseguir un equilibrio entre el ácido y lo alcalino. Con la solución salina podemos eliminar metales pesados, depósitos de calcáreos y otros residuos, previniendo así enfermedades como la esclerosis.
    Aparte de enfermedades reumáticas como la gota, artritis o artrosis, piedras renales, celulitis, hipertensión y otras, la utilización de la solución salina resulta un auténtico bálsamo para la piel irritada o enferma.
    ¿Dónde comprar la sal marina o del Himalaya?
    La Sal Maldon se puede encontrar en la mayoría de los supermercados, así como sales marinas no procesadas, no obstante, la sal del Himalaya suele encontrarse en tiendas especializadas de comida ecológica, naturista, etc.

    Por ejemplo en la cadena de supermercados ecológicos Véritas.


    http://saludable11.blogspot.com/2007/02/la-sal-marina-versus-sal-refinada.html 

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XQ OTRO MUNDO ES POSIBLE

Saludos y hasta la VICTORIA SIEMPRE.... ARMAK de ODELOT


  

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